Cuba es un país extraordinario e intenso. Más allá del ser latino, más allá del instante histórico que está viviendo la región tras su “apertura”, este reportaje pretende trascender las peculiaridades y ser un sistema global y sensible de una mirada que llega de lejos, que llega de Europa tal vez, y que allí navegará para siempre. Desde la urbanística maltrecha a la libertad del cuerpo y la conversación, de los asados callejeros a los paladares, de las reuniones espontáneas en cualquier soportal o calle tercera a la nostalgia de aquel que deja un lugar donde cada individuo ha sido o es parte de un proyecto, y donde cada uno de esos individuos es consciente de su genealogía y de cada anécdota de su genealogía. Podría decirse, en definitiva: un lugar para no morir.