Lisboa es una ciudad decadente, bohemia, misteriosa… Sus calles tejen caminos ocultos apoyados en el color de sus fachadas y la variedad de sus gentes. También las marcadas cuestas hacen de sus avenidas centrales lugares de gravitatoria reunión, y la amabilidad del idioma nos obliga a conocer, con especial interés, qué común corazón respira en este enclave de peces y ritos, de historia y cultura que aún late bajo toda circunstancia.